10 de julio de 2008

EL FINAL DEL GATOPARDO


Una de las más fieles comentadoras de este rincón, Evasivas, al enterarse que me estaba leyendo el Gatopardo (Cecilia seguí tus recomendaciones, muchas gracias) me habló de un artículo que había escrito hace unos años sobre el final del palacio de la familia de Lampedusa. Todo muy novelesco y decandente, acorde con la familia en cuestión. Aquí os lo dejo no sin antes agradecer a Evasivas su colaboración.

EL ENTERRADOR HEREDA EL PALACIO DEL“GATOPARDO”

“Es necesario que todo cambie para que todo siga igual”, aseguraba el revolucionario Tancredi a su tío Fabricio el “Gatopardo”, en la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa sobre el ocaso de la Sicilia de los Borbones y su paso al nuevo Reino de Italia en 1860. El relato de la decadencia de la familia Lampedusa llega hasta 1910, pero el punto final de la historia ha durado hasta hace bien poco: El magnífico palacio de verano familiar, después de un pleito que ha durado casi cuatro lustros, acaba de ser heredado finalmente por el enterrador del pequeño pueblo de Arigento.

Rosario Di Falco, más conocido como Don Saro, fue conductor del camión de la limpieza urbana y más tarde enterrador de Palma de Montechiaro, una bellísima localidad a veinte kilómetros de Agrigento, dominada todavía por el palacio barroco de los príncipes de Lampedusa, sus fundadores hace cuatro siglos. La residencia de verano del “Gatopardo”, construida en el siglo XVIII con 23 lujosas habitaciones, es el corazón de un feudo que abarca desde las blanquísimas playas mediterráneas hasta el castillo de Chiaramonte a seis kilómetros de distancia, cientos de hectáreas pobladas por viñedos y frutales.

El último propietario de la histórica joya fue un excéntrico caballero siciliano que siempre vistió de negro, hasta su muerte en 1981. Don Calógero Comparato fue demasiado raro incluso para sus primos, los Caputo de Caltanissetta, que esperaban heredar el feudo.

Sin embargo, dos días antes de morir, Don Calógero rehizo del testamento dejando absolutamente todo a su criado y ayudante, el hombre que cuidaba de sus fincas, conducía su Lancia y le acompañó en los últimos años de vejez. Los herederos legales iniciaron entonces un pleito por “engaño a persona incapacitada” pero, después de 18 años, lo han perdido y, (aunque hay todavía un recurso), Don Saro es hoy el dueño y señor de las legendarias tierras del “Gatopardo”, que siguen igual que en los años cincuenta cuando Lampedusa convirtió en novela la historia de su familia.

La novela dinástica de Lampedusa tiene un final amargo simbolizado en uno de los últimos recuerdos del príncipe: su viejo perro Bendicó, disecado años atrás, pierde el valor sentimental y se convierte en un estorbo que los herederos acaban tirando por la ventana. Durante los momentos de la caída Bendicó parece estar vivo y saltando, pero al instante siguiente acaba por convertirse en un montón de polvo.

Por ahora, en el viejo palacio, Don Saro se ha encargado de cambiar el centenario portalón de madera por uno nuevo, de aluminio galvanizado, cuyo brillo atraviesa incluso el polvo del camino y se clava en el alma de los mayores del lugar, allí donde habitan los recuerdos. Y es que es posible que todo deba cambiar, pero a veces duele.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante historia y final consecuente donde los haya.

Anónimo dijo...

Esta historia da para otra novela. No queda vivo nadie de la familia Lampedusa para que continúe la saga novelesca?

pintón dijo...

Como apetece pasar el veranito en Sicilia.

Anónimo dijo...

Ay Pinton, que no debe haber nada más placentero que leer esta novela en verano, por las tardes entre siesta y siesta. Libro más mediterráneo que el Gatopardo no existe, colega; quizá rivalice en este sentido con el Cuarteto de Alejandría ( que guay eres, Gandarias). A mi me gustaría ir a Sicilia, isla sumamente decadente y poblada de fantasmas. E como serán los fantasmas cuando son príncipes? Educadísimos, I presume.

besos

Anónimo dijo...

Pintón, eres un puto esnob.

Anónimo dijo...

Quien lee el blog de un snob no tiene también él algo de snob?

Anónimo dijo...

que final mas interesante

Anónimo dijo...

Pues la verdad es que está de puta madre. En realidad no podía tener otro final. Me leeré el libro este veranito, me habeis picado.

Anónimo dijo...

A mí también me habeis convencido, espero no arrepentirme.

Anónimo dijo...

A mi tanbien me habeis convencido. por ahora me he pillado la peli en dvd. Con la novela no me atrevo.

Anónimo dijo...

El libro está infinitamente mejor que la peli, no lo dudéis.

Anónimo dijo...

"Don Saro se ha encargado de cambiar el centenario portalón de madera por uno nuevo, de aluminio galvanizado, cuyo brillo atraviesa incluso el polvo del camino y se clava en el alma de los mayores del lugar, allí donde habitan los recuerdos. Y es que es posible que todo deba cambiar, pero a veces duele"

Bello.