28 de julio de 2008

EL VELLO FEMENINO


Una de las cosas que más me ha llamado la atención en mi reciente viaje a NYC tiene que ver con la depìlación femenina. Me refiero a una nueva tribu de osas que no se depilan las axilas, piernas, ni el bigote. Ya sé que, por ejemplo y sin irme más lejos, al sur de Nápoles y en las provincias del interior de Portugal se trata de algo bastante extendido, pero claramente por motivos distintos. En este caso es más una actitud e, incluso, una cuestión estética, como lo fue para la precursora de este movimiento, Frida Kahlo. Para mí, en cambio, no deja de ser una reivindicación un tanto freak.

Esta nueva tribu de osas, ubicada mayormente en W´bourgh, no responde únicamente al típico perfil de lesbiana militante de look camionero al que estamos acostumbrados en España. Al contrario, muchas de ellas eran bastantes femeninas, con estilazo y heterosexuales. Para que se hagan una idea más aproximada piensen en guapa del dúo CocoRosie, verdadera promotora de esta tendencia. Ven ahora por donde voy.

Desde entonces hemos venido discutiendo sobre este tema y sobre lo retrogrado y machista que suelen ser las convenciones sociales. ¿Por qué los pelos en las axilas en un hombre están bien vistos y, en cambio, en una mujer nos resulta extraño, como de marrana desaseada? ¿No deberían ser igual de asquerosos en ambos casos? ¿O igual de sexis? En mi opinión, los postulados estéticos de esta tribu suponen es un gran avance cultural.
Me gusta el vello, y lo que defiendo abiertamente es que el vello en las mujeres también puede ser atractivo.

Paso a comentar una anécdota que ilustra perfectamente adónde quiero ir a parar con este post. En un dinner de W´bourgh nos sirvió una camarera alta, espigada y estilosa con un moustache considerable. Uno de mis compañeros nos advirtió para que nos fijáramos “Habéis visto que pedazo de bigote lleva la camarera”. Y es en este punto en el que quiero reparar. No hablo de que las mujeres en masa dejen de depilarse y luzcan orgullosas su vello corporal, pero si que se vea como algo natural, aceptado y no provoque admiración de ningún tipo ni se asocie con hippies guarras. Bastante lógico, vamos.

Se hace necesario ya superar este triste estereotipo de la belleza femenina, no tanto en favor de la paridad (está claro que hombres y mujeres somos diferentes) ni la militancia, sino del sentido común y la comodidad. Es el futuro. Y si no, tiempo al tiempo, sin olvidarnos de que aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

21 de julio de 2008

EL LOOK DEL VERANO


Aunque las tendencias en moda aspiran cada vez más a la autenticidad y el individualismo, lo cierto es que en las calles de Madrid se aprecia una peligrosa uniformidad de apariencias. Y no me refiero únicamente a las pautas marcadas por H&M y Zara que tanto daño han hecho a la democratización de la moda, sino a las tribus modernas que, guiadas por las revistas de tendencias, se inspiran en celebrities fashionable tipo Henry Holland (en la foto).

La moda está en la calle y por tanto es ahí donde se debe mirar. Y aunque este año no hay consenso en cuanto a la canción del vernao, el look del verano está mucho más claro. Basta con darse una vuelta por los barrios del centro de Madrid, especialmente por la Malasaña, para asistir (en un minuto he llegado a contabilizar hasta 6/7 individuos) al continuo desfile callejero de modernikis uniformados con el look que paso a describir:

Sombrero veraniego
Gafas Wayfarer de colores
Camiseta oversize o camisa por dentro en tonos azules
Vaqueros cortados (cosidos o no)
Zapatillas (all star o del estilo) o nauticos por la noche, sandalias romanas por el día

Ante el éxito y la proliferación de esta identidad prefabricada no se puede hacer otra cosa que echarse a reír y, como consecuencia, tener todavía más claro que nunca hay que abrazar los postulados estéticos de las tendencias porque rápidamente te conviertes en un estereotipo hilarante, cuya única tendencia es la de producir vergüenza ajena.

Y no se trata de un tema tan frívolo como aparenta a primera vista (no todo se reduce a la mera apariencia), ya que el look está íntimamente relacionado con la construcción de nuestra identidad y a través de él comunicamos muchos aspectos de nuestra personalidad. En fin, que dicho esto, lo que saco en claro es la falta de personalidad y originalidad del moderno nacional (los guiris siempre han sabido entender mejor las tendencias).

El resultado es: Di no a las tendencias y no a las tonterías. Vístete tú mismo

14 de julio de 2008

CUESTIÓN DE TAMAÑO


El tamaño del miembro viril masculino es un tema recurrente en conversaciones íntimas y trasnochadas, que da lugar a cotilleos sonrientes y bochornosos según sea el implicado y la dimensión del mismo. Por unanimidad popular, se puede afirmar que el tamaño importa, aunque luego existan otros factores (el movimiento, el grosor, la erección…) que puedan influir por encima de la medida. Pero en general, por muy prosaico que suene, se prefiere burro grande, ande o no ande.

A la vista está que es un tema que preocupa especialmente a la población masculina independientemente de su credo u orientación sexual. A las pruebas me remito, ya que la operación de estética masculina más realizada en la actualidad es la del alargamiento y engrosamiento de pene, y los anuncios sobre las clínicas que ofrecen estos servicios inundan las bandejas de entrada de nuestros mails.

Aunque no hay pruebas definitivas que relacionen directamente la etnia y el tamaño del pene, está totalmente aceptado que existen diferencias físicas (y de penes, que es a lo que voy) entre las razas o grupos de distinto origen étnico. No es un mito que los negros la tienen más grande o que los asiáticos (especialmente coreanos e indios) están considerablemente por debajo de la media, sino la cruda y descompensada realidad masculina. También existen pruebas que sugieren que el tamaño de los pies y de las manos guarda alguna relación con el tamaño del pene; el de la nariz, no.

En cuanto a la realidad nacional, la estadística dice que los españoles nos encontramos dentro de la media pero sin ser mediocres. Un pene erecto considerado normal mide entre 14 y 17,5 cm, los umbrales inferiores y superiores sorprende para bien o para mal (por ejemplo, sólo un 2% de la población masculina supera los 20cm). Y no nos engañemos, que la mayoría de los hombres nos hemos medido alguna vez el pene y sabemos la talla que gastamos.

Si bien lo más divertido y cotilleado de las conversaciones fálicas es el momento en que se dan nombres y apellidos, me voy a guardar la información confidencial desvelada por mis informantes y limitar a la rumorología que ha llegado a mis oidos concerniente a personajes conocidos.

En los mentideros sociales de izquierdas se comenta que nuestro director más internacional tiene lo que se conoce como vaso de tubo, sin embargo, no es muy diestro en su manejo (McNamara se encargó de difundirlo). Y en los mentideros indies se rumorea por varios frentes que los Planetas J y Florent están muy bien dotados, especialmente este último, que Guille Mostaza del grupo Ellos no se queda a la zaga, por el contrario Coque Malla se la tiene que buscar cuando va a mear. En los vestuarios de los estadios de la Liga de las Estrellas se habla mucho de los paquetones de Iván Helguera y Cañizares, de que Raúl y Casillas la tienen muy normalita tirando a pequeña, y de que a Arancha de Benito se lo tienen que contar porque casi ni se entera. La herramienta de Vicente del Bosque es, por otro lado, de las que dan miedo. En el mundo de la interpretación la cosa no es muy boyante, y de lo que más se habla es de las minipichas de Jordi Mollá, Eloy Azorín y Pablo “cuentamele” Rivera. En cambio, lo de Eduardo Noriega tiene otro nombre: Un señor pollón. En el mundo taurino, siempre muy viril y marcado, se comenta que los vástagos de Carmina están muy bien surtidos con sendos pollones, sin embargo se rumoreaba que Enrique Ponce necesitaba relleno para poder marcar paquete. Y no me pregunten mis fuentes porque no pienso revelarlas, pero me ha llegado de muy buena tinta que el miembro de Eduardo Zaplana es de los que asusta. La duda está en, conociendo la vanidad de los políticos, si es natural o habrá pasado por el quirófano. En cuanto a la realeza y nuestro príncipe Felipe, para tener esas manos y esos pies, la cosa no parece estar a la altura. Y de Cristiano Ronaldo (en la foto) no pienso comentar nada porque no es español y el Coure y la foto seleccionada ya lo insinúan todo.

10 de julio de 2008

EL FINAL DEL GATOPARDO


Una de las más fieles comentadoras de este rincón, Evasivas, al enterarse que me estaba leyendo el Gatopardo (Cecilia seguí tus recomendaciones, muchas gracias) me habló de un artículo que había escrito hace unos años sobre el final del palacio de la familia de Lampedusa. Todo muy novelesco y decandente, acorde con la familia en cuestión. Aquí os lo dejo no sin antes agradecer a Evasivas su colaboración.

EL ENTERRADOR HEREDA EL PALACIO DEL“GATOPARDO”

“Es necesario que todo cambie para que todo siga igual”, aseguraba el revolucionario Tancredi a su tío Fabricio el “Gatopardo”, en la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa sobre el ocaso de la Sicilia de los Borbones y su paso al nuevo Reino de Italia en 1860. El relato de la decadencia de la familia Lampedusa llega hasta 1910, pero el punto final de la historia ha durado hasta hace bien poco: El magnífico palacio de verano familiar, después de un pleito que ha durado casi cuatro lustros, acaba de ser heredado finalmente por el enterrador del pequeño pueblo de Arigento.

Rosario Di Falco, más conocido como Don Saro, fue conductor del camión de la limpieza urbana y más tarde enterrador de Palma de Montechiaro, una bellísima localidad a veinte kilómetros de Agrigento, dominada todavía por el palacio barroco de los príncipes de Lampedusa, sus fundadores hace cuatro siglos. La residencia de verano del “Gatopardo”, construida en el siglo XVIII con 23 lujosas habitaciones, es el corazón de un feudo que abarca desde las blanquísimas playas mediterráneas hasta el castillo de Chiaramonte a seis kilómetros de distancia, cientos de hectáreas pobladas por viñedos y frutales.

El último propietario de la histórica joya fue un excéntrico caballero siciliano que siempre vistió de negro, hasta su muerte en 1981. Don Calógero Comparato fue demasiado raro incluso para sus primos, los Caputo de Caltanissetta, que esperaban heredar el feudo.

Sin embargo, dos días antes de morir, Don Calógero rehizo del testamento dejando absolutamente todo a su criado y ayudante, el hombre que cuidaba de sus fincas, conducía su Lancia y le acompañó en los últimos años de vejez. Los herederos legales iniciaron entonces un pleito por “engaño a persona incapacitada” pero, después de 18 años, lo han perdido y, (aunque hay todavía un recurso), Don Saro es hoy el dueño y señor de las legendarias tierras del “Gatopardo”, que siguen igual que en los años cincuenta cuando Lampedusa convirtió en novela la historia de su familia.

La novela dinástica de Lampedusa tiene un final amargo simbolizado en uno de los últimos recuerdos del príncipe: su viejo perro Bendicó, disecado años atrás, pierde el valor sentimental y se convierte en un estorbo que los herederos acaban tirando por la ventana. Durante los momentos de la caída Bendicó parece estar vivo y saltando, pero al instante siguiente acaba por convertirse en un montón de polvo.

Por ahora, en el viejo palacio, Don Saro se ha encargado de cambiar el centenario portalón de madera por uno nuevo, de aluminio galvanizado, cuyo brillo atraviesa incluso el polvo del camino y se clava en el alma de los mayores del lugar, allí donde habitan los recuerdos. Y es que es posible que todo deba cambiar, pero a veces duele.

7 de julio de 2008

MATT & KIM


Matt and Kim son la enésima sensación procedente de la inagotable cantera musical de Brooklyn. Chico y chica montan un grupo acompañados de una batería y unos teclados Casio. Hasta aquí todo normal, especialmente viniendo de la República Artística de Brooklyn, pero no se me despisten, nobles lectores, y sigan leyendo porque la cosa está que arde.

Aporreando batería (Kim Schifino) y teclados casios (Matt Johnson) cual dos punkis desatados, estos dos jóvenes americanos desprenden una energía contagiosa que te obligará a mover el pie y levantar el brazo al ritmo de su hit oficial Yeah, Yeah. Ritmos bailongos sin demasiados adornos, bases machaconas tan simples como contundentes, voz ochentena (la de Matt), rapidez y velocidad, y estribillos demoledores son los ingredientes con los que cuentan para construir sus canciones pegadizas y, sobre todo, honestas. Algo que se echa en falta en los grupos punks de la actualidad.

De su disco actual, mi favorita es, además de su señalado Yeah, Yeah, por encima de todas It´s a Fact, y aunque no soy muy amigo de los remixes modernos, en este caso he de decir que el remix de Mano remix featuring Hollywood Holt supera al tema original convirtiéndolo en un cojonudo rompepistas y rompeperones. One, two, three, four… y empieza el cachondeo YES, YES, NO, NO, NO. También la acelerada y tecno-kitsch No more long years es de los temas que más me hacen bailar.

Formados en un garaje cualquiera del otro lado del puente de W´bourgh hace más de cuatro años, se encuentran actualmente preparando su segundo álbum de estudio con el que esperan dar el asalto definitivo al planeta indie. Esta joven pareja son los mejores herederos del estilo cafre y cervecero>, en el que más que tocar se martillean los instrumentos, que iniciaran a principio de siglo los desaparecidos A.R.E. Weapons. Sus directos, como los de sus compañeros de generación y amigos Japanther, Parts and Labor, Totally Michael o Dan Deacon, son tan apuballantes e incendiarios que ya han sido comparados (por los más osados y pajeros) con los Beasty Boys. Evidentemente no dan para tanto, pero ya saben ustedes, a faltan de pan, buenas son tortas.

1 de julio de 2008

MUCHO NUEVA YORK

Hogar dulce hogar, qué a gusto

East Village de descanso tras largas caminatas

La quinta y Vuitton, los mejores escaparates

The New Museum, el punto de encuentro

Galerías en Chelsea, los mejores compañeros

Cafe Gitane en Nolita, todo un clásico

Arte callejero en Williamsbourg, nuestro barrio

Súper expo en el Moma, los pelos de punta

Vista de Manhattan desde Brooklyn