29 de marzo de 2010

EL BUEN EDITOR DE LIBROS


Así debería ser el buen editor en el siglo XXI:

Un buen editor sabe puntuar, además de entender en todo momento lo que está leyendo. Esto que parece una perogrullada, no lo es, es más, supone la base científica de su trabajo.

Un buen editor es contemporáneo a todo lo que está pasando y debe asumir y participar de los cambios generacionales, nunca debe quedarse atrás. Libro electrónico, descarga de libros en la web, nuevos soportes… son bien acogidos.

Un buen editor tiene que tener criterio, tomar decisiones rápidas y saber defender su postura hasta el final sin achantarse ante nadie.

Un buen editor utiliza las nuevas plataformas y herramientas que le proporciona internet y la web 2.0 para comunicarse y promocionarse.

Un buen editor está al tanto de todo, no sólo de lo que pasa con los libros; el buen editor se interesa por otros campos, arte, moda, música… en otras palabras, un editor es una esponja y chupóptero profesional que sabe de todo un poco y quiere estar al día.

Un buen editor interviene en el título (siempre aconsejara el singular al plural) y en el final de la historia.

Un buen editor es de buen comer y beber, conoce lo importante que es “hacer la mesa” y siempre invita a sus autores. Por al mismo tiempo, no solo sabe comportarse en la mesa, sino que sabe bailar en la pista de baile.

Un buen editor aconseja a sus escritores qué camisa y zapatos deben llevar en cada una de sus apariciones públicas. Y, aunque parezca que no, debe tener buen gusto para vestir.

Un buen editor contemporáneo nunca da el coñazo sobre su trabajo y no aburre a los comensales de una cena con sus batallitas profesionales. Sin embargo, sabe empezar el boca a boca para promocionar un libro.

Un buen editor sabe que el libro es un ser vivo que necesita de cuidado y atención especiales y que nunca hay dos libros iguales.

Un buen editor no sólo lee las cosas que edita o le llegan a su mesa, sabe desconectar y lucha contra la deformación profesional.

imagen via nikolay saveliev

26 de marzo de 2010

ONLY THE YOUNG DIE YOUNG

Siempre nos quedará la duda de que hubiera sido de estos brillantes artistas si no hubieran muerto tan jóvenes. En lo que se han conveertido, sí lo sabemos.

Gordon Matta Clark (Nueva York, 1943-1978)
Heath Ledger.(Perth, Australia; 4 de abril de 1979 — Nueva York, Estados Unidos; 22 de enero de 2008)

Sid Vicious. (Londres, Inglaterra, 10 de mayo de 1957 – Nueva York, Estados Unidos, 2 de febrero de 1979)


Ian Curtis.(Manchester, Reino Unido, 15 de julio de 1956 - Macclesfield, Reino Unido, 18 de mayo de 1980)


James Dean. ( 8 de febrero de 1931 – 30 de septiembre de 1955)


Eduardo Benavente (Madrid, 30 de octubre de 1962 - Alfaro, 14 de mayo de 1983)



23 de marzo de 2010

YO, DE MAYOR...


Yo de mayor quiero ser como el Chilly Gonzales:
guapo, listo y simpático.
Saber tocar el piano y rapear.
Colaborar con Jaime Lidell, Mocky y Princess Superstar.
Poner a parir a todos,
-con gracia y sin mala intención-
y caerles bien.
Ser el rey del underground berlinés,
y dejarlo todo por París.

Hacer lo que me dé la gana,
pero hacerlo bien.


Yo de mayor, quiero ser como el Chilly Gonzales.

15 de marzo de 2010

GRACIAS Y DESGRACIAS DEL OJO DEL CULO



Francisco de Quevedo escribió en 1631 Gracias y desgracias del ojo culo. El genial e irrepetible escritor del Siglo de Oro derrochó en esta obra satírica todo su brillante ingenio, oscura irónica, inteligentes metáforas y modernas composiciones. Desde entonces, no ha habido ningún escritor en las letras hispánicas con semejante lucidez ni cáustico sentido del humor.

Jennifer López, la latina más famosa que en la última ceremonia de los Oscars iba disfrazada de pan de gamba, aseguró su culo en cerca de 200 millones de dólares.

El porcentaje que suman las féminas más la comunidad ultragay hacen que el culo de CR9 sea, por goleada, el más deseado del planeta.

Refranes populares: Digan lo que digan, los pelos del culo abrigan. Por más vueltas que le des, el culo siempre queda atrás. A quien a buen culo se arrima, buenos trancazos le propinan.

Sinónimos y metonimias de culo: trasero, pompis, posaderas, donde la espalda pierde su nombre, nalgas, pandero, trancaílo, poto, ojete, ano.

Los ojos se nos van siempre detrás de algún atributo físico, pero en qué te fijas primero, ¿en el culo, las tetas o los ojos?

El culo de los negros es desproporcionadamente más circular que el del resto de las razas sin que haya una explicación científica. Los asiáticos, en cambio, suelen tener culo carpeta. Los occidentales nos solemos mantener en un plano intermedio.

Una de las operaciones de cirugía estética más demandadas entre hombres y mujeres es la gluteoplastia, en sus versiones de aumento o elevación de nalgas (también llamada en el argot “nalgas brasileñas”). Teniendo en cuenta que los brasileños, en ambos géneros, son los que más practican el sexo anal en el Mundo, tiene todo el sentido.

El trasero es el factor determinante y decisivo para comprarnos unos pantalones o una falda. Dentro del probador el momento más importante e instintivo es, primero, el escorzo y después cuando nos damos la vuelta para ver lo que nos dice el culo. ¿Me lo llevo o no? Él siempre tiene la última palabra.

El culo también ha sido objeto artístico -además de la obsesión temática de Pasolini- es muy conocido el vídeo de Yoko Ono, en su etapa de artista fluxus, Four (Fluxus film nº 16) de 1966; compuesto por un primer plano estático, en esta pieza asistimos a un desfile naturalista de diferentes culos en movimiento que obligan al espectador a establecer un diálogo de cara a culo con la imagen. Bajo esos culos anónimos y sin cuerpo subyace la metáfora visual de que todos somos uno, o mejor dicho, de que todos somos ano.

9 de marzo de 2010

ESTADISTICAS DE LOS USUARIOS DEL METRO


Soy defensor total del transporte público de Madrid y en mi lucha diaria contra la cuenta bancaria es un elemento clave no coger más taxis de los imprescindibles; por algún lado hay que empezar la economía de ahorro y recortar gastos variables. Esto no quita que muchas mañanas, cuando cojo el metro para venir al trabajo y me saluda de sopetón el apelotonamiento mezclado con la halitosis, envidie por un segundo a Carmen Lomana, que nunca se ha subido en un metro. Viajar en metro me parece la mejor opción para moverse dentro de Madrid en distancias medias y largas, con todo lo que conlleva bajar al subsuelo:

Según diversas encuestas aparecidas en diarios fiables, más del 60% de los españoles no se lavan los dientes por la mañana antes de salir de casa; el porcentaje de los que no se duchan es algo inferior, pero se encuentra rozando el 50%. La mezcla de humanidad y falta de aseo a primeras horas de la mañana y en espacios cerrados como los de un vagón es directamente de arcada.

Las señoras (que), nuevas musas del Facebook, siguen empujando a la hora de entrar en el vagón y se llegan a poner agresivas a la hora de pillar los codiciados asientos. Y no es tópico, sino la realidad tal cual. Luchar con ellas es una batalla perdida de antemano.

Por nacionalidades existen tres grandes realidades geográficas: los autóctonos españoles, que suponen el grueso de la masa y aportan el tono oliva a la paleta de colores; los sudamericanos, en su mayoría soñolientos, aportan el toque café con leche, y la antigua Europa del Este aporta el blanco y rubio eslavo. Madrid dista mucho del variopinto y vistoso mestizaje de los metros de las grandes capitales: apenas se ven negros, islámicos con chilabas y burkas o indias con saris de colores

Por lo que más ganas tengo de que se acabe el lluvioso invierno es para que los conciudadanos de Madrid guarden en el armario sus abrigos. El repertorio de abrigos vistos en el metro durante la larga temporada lluviosa es para llorar. La gente suele confundir seriedad y corrección en el vestir con aburrimiento y cutrada. Desde diciembre, solo he visto dos abrigos apetecibles.

Teniendo en cuenta que los hábitos de los lectores se han desplazado del sillón de casa al asiento de metro, este supone un termómetro para calibrar los gustos de lectura: más del 60% de los usuarios lectores del metro van leyendo periódicos gratuitos de titulares sensacionalistas y cargados de publicidad; solo un 20% consumen periódicos de pago (aproximadamente más de la mitad son el Marca o el As) y el resto de los lectores, no más del 20%, se afana leyendo libros.

Caso aparte son las señoras, que ni leen, ni escuchan música, ni se distraen con nada externo; van en silencio, absortas en sus pensamientos caseros (en ocasiones en voz alta) y con bolsas de plástico donde no sé muy bien qué transportan.

En lo que no parece haber hecho mella la crisis es en la venta de aparatos tecnológicos; la mitad de los usuarios va equipado de algún tipo de aparto lúdico-electrónico, desde iphones, smartphones, i-pods, mp3, psp; en los usuarios de esta último, siempre pegados a las pantallas, he observado un preocupante parpadeo de ojos.

4 de marzo de 2010

2 OR 3 THINGS I KNOW




pintón owns el rincón
pintón owns el cuestionario
pintón owns ... 2 or 3 things