28 de julio de 2009

LAS HERMANAS LLANOS


Casi todos los días me encuentro en el Starbucks que hay debajo de mi casa con las hermanas Llanos (Amparo y Cristina), líderes de Dover, ese grupo que, a ritmo de Serenade y Devil come to me, conquistó a finales de los años noventa las plazas de toros de los pueblos de esta celtibérica península. Musicalmente, Dover consiguieron el punto exacto para gustar a esa ingente clase media musical, de poco o nada criterio y con ansias de rock cervecero cantado en inglés. Y estuvieron muy acertados, porque ese target al que se dirigían representaba nada más y nada menos que el 70% del pastel musical. Pero no voy a dar más datos, porque a día de hoy hasta el último gato tiene su propia opinión sobre Dover.

Dover pegó un pelotazo como pocas veces se ha visto en la música pseudo-indie española, mientras su sello, Subterfuge, se frotaba las manos ante la gallina de oro que tenía en su corral. Tras varios discos, Dover acabó, como corresponde, fichando por una multinacional; con los bolsillos llenos, las hermanas Llanos, entradas en carnes, con un look de lo más primitivo (camisetas negras y pelo sucio) sufrieron un meteórico y sospechoso cambio de look, de actitud, de música y de todo. Un “si te he visto no me acuerdo”. Decidieron que querían ser unas celebreties como Dios manda y para lograrlo, nada mejor que volverse guapas y glamurosas.

Los pasos que siguieron las hermanas Llanos en su transformación son los de siempre: primero, adelgazar cueste lo que cueste. A Dios pusieron por testigo que pasarían todo el hambre del mundo, pero ningún fotógrafo más las volvería a llamar gordas. Y gracias a los ayunos y al photoshop, así fue. Con una figura mucho más acorde a sus nuevas pretensiones vitales, la cosa ya iría encaminada. Segundo paso, un buen peluquero: sanear el pelo, ponerse rubias y con flequillo vendría todo de una. Ya solo les faltaba lo más importante: el look. Tiraron a la basura los vaqueros desgastados y las camisas negras de grupos de Seattle. Un cambio radical perpetrado en la milla de oro de Madrid: una falda de Miu Miu, unos taconazos de Chloe, un abrigo de Prada, un cinturón de Hermes… todo de marca y muy pijo, porque si es de marca tiene que molar, claro. “¿Quién había dicho que el estilo no se compra, Amparo?”

Tras un incómodo proceso de transformación, con sus consecuentes críticas y nuevas posiciones, las Dover logran todos los ingredientes para convertirse en unas celebrities de primera; ahora solo les faltaba fotografiarse en los fotocall más guays con la gente chic de Madrid y posar con gesto interesante y natural, como si no fuera con ellas. Las revistas de cabecera les dieron las pistas para lograr este fin, pero en este paso el resultado no fue del todo el esperado.

Y así hasta día de hoy, en el que me las encuentro solas, mano sobre mano, sin saber qué hacer, sin tomar bocado en las mesas del Starbucks, siempre con bolsas de alguna marca de lujo, esperando a que vengan alguien y las reconozca. Las Llanos siguen sin estar del todo satisfechas de sí mismas. Su metamorfosis no les ha calmado sus ansias de revancha ni les permite desprenderse de su pasado. Así las veo todos los días, sorbiendo su café Light, y el único sentimiento que me despiertan, como la historia del patito feo, es lástima. Y mira que las pobres le han puesto ganas.

23 de julio de 2009

THE KNIFE: PASS THIS ON

La chica de The Knife, bajo el nombre de Fever Ray, acaba de publicar un disco en solitario bastante bueno pero muy oscuro, tanto que no encuentro el momento oportuno para escucharlo de un tirón. A la par que voy escuchando por etapas su primer disco, he rescatado las grandes joyas que escondía el indispensable Deep Cuts. El nivel está altísimo.
Os dejo este regalo musical.
Gran vídeo a lo David Lynch para una gran canción. Un clásico desde ya.


16 de julio de 2009

ACERCA DE MÍ


Si fuera una canción sería… All Tomorrow parties de la Velvet
Si fuera una bebida sería… un porto-tonic
Si fuera una posición sexual sería… el 69
Si fuera un objeto sería… una navaja suiza
Si fuera un presidente de EE UU sería… Kennedy
Si fuera una calle de Madrid sería… la calle Valverde
Si fuera un museo sería… el Hermitage de San Petersburgo
Si fuera una película sería… Con faldas y a lo loco
Si un actor porno sería… Ramón Guevara
Si fuera un coche sería… un taxi
Si fuera un periódico sería… el Marca

Si fuera una cerveza sería… Corona
Si fuera una marca sería… Dries Van Noten
Si fuera un escritor sería… Scott Fitzgerald
Si fuera una especie sería… jengibre
Si fuera un colocón sería… de MDMA
Si fuera un zapato sería… de claqué
Si fuera una parafilia sería… sadismo
Si fuera un nombre de mujer sería… Carmen

Si fuese una bandera sería… la de Gran Bretaña
Si fuera un deporte sería… tenis
Y si fuera un tenista… Yannick Noah
Si fuera una etnia sería… gitano

Si fuera un personaje histórico sería… Napoleón
Si fuera un cuadro sería… El jardín de las delicias de El Bosco
Si fuera un juego de mesa sería… el Cluedo
Si fuera un chupito sería… de tequila
Si fuera un humorista sería… Eugenio
Si fuera un insecto sería… un saltamontes
Si fuera una tipografía sería… new courier
Si fuera un gusto sería… picante

10 de julio de 2009

MARCEL DZAMA





Marcel Dzama es un artista/ilustrador nacido en Canada pero ubicado desde hace ya algunos años en el epicentro del mundo, Brooklyn, Nueva York. Todo lo que hace derrocha talento, imaginación y sensibilidad (siniestra). Sus dibujos a lápiz y tinta de humanos, animales e híbridos (en ocasiones ha sido tildado de rarito y zoofílico) se han convertido en un codiciado objeto de deseo entre coleccionistas del arte contemporáneo. Su universo, maliciosamente infantil, está repleto de robots con piernas de humanos, animalitos, ceremonias, alegorías, sangre, sexo sin tabues, balas, flechas, batallas, miedo… Dzama se ha convertido en el perfecto aladid del nuevo romanticismo.

A mediados de los años noventa, formó parte de un importante colectivo artístico, Royal Art Lodge, que se reunía semanalmente para crear cosas tan dispares y creativas como marionetas, vídeos, muñecas, performances, vestuario o dibujos. En el 2000 colaboró con el grupo They Might Be Giants en la creación de una colección de historias y canciones llamada Bed, Bed, Bed. Una de sus últimos proyectos ha sido el vestuario y la dirección (junto a Patrick Daughters) del vídeoclip de la canción No one Does it Like You de Deparment of Eagles, presentado hace unos meses en el MOMA de Nueva York. Su visionado se ha revelado estos días como el mejor remedio contra las últimas y frecuentes resacas veraniegas. Me tiene más enganchado que el Espidifen. Y ya la felicidad completa es verlo con un porto-tonic bien frío.


3 de julio de 2009

NO ME LO CREO. ¿Y TÚ?


No me creo el matrimonio de Tom Cruise y Katie Holmes. El actor es un ser asexuado, sin líbido, que no se le levanta con nadie. Por razones similares y más obvias, no me creo tampoco el matrimonio de Raphael y Natalia Figueroa.

No me creo que se vayan a llevar las fiestas del Orgullo gay fuera de Chueca. En cuanto hagan cuentas e intenten cuadrar números, verán que es inviable. Y si es necesario, Gallardón se hace maricón y no se mueve de Chueca. Poderoso caballero es don Dinero.

No me creo que M. Jackson haya muerto. El rey del pop se ha acojonado ante su inminente vuelta y los 50 conciertos que tenía previstos en Londres, y se está riendo de todos nosotros en una isla perdida de la Micronesia occidental.

No me creo que Coto Matamoros esté en Tailandia ni que se vaya a suicidar. El muy bribón está escondido en un chale de la sierra de Madrid viéndolas venir y esperando a que pase el tiempo pertinente para hacerse la tourné, previo pago, por los programas televisivos.

No me creo que el hombre llegara a la Luna. todo forma parte de una campaña orquestada por Estados Unidos durante la guerra fría para reforzar su imagen de potencia y ganarle a los rusos la carrera por el espacio.

No me creo nada de lo que hace ni de lo que dice Pete Doherty. Es un farsante que vendería hasta su madre por salir en las portadas.

No me creo que los celebrities que hacen cameos en la película Brüno, de Sasa Baron Cohen, no estuvieran compinchados con él. El Cohen es más listo de lo que parece y lo tiene todo amañado.

No me creo que Javier Rodríguez de Santos (ex teniente de alcalde de Mallorca) consumiera 22 gramos de cocaína al día. El político del PP se ha escudado en la cocaína (y a lo grande, para que no quepa duda de que era un enfermo) para salir exculpado de otros delitos mucho más turbios.

No me creo que Eugenia Silva no hubiera visto antes la portada del Vanity Fair. La ex-top, a la que le encantan montar pollos, se arrepintió al darse cuenta que su culo cagón no era nada sexy.

No me creo que Cristiano Ronaldo sea hetero. O mejor dicho, no me lo quiero creer. Como berrean las Biscuits Sales, que de esto saben un rato: "Demasiado guapo para ser normal".