9 de septiembre de 2007

FUERA DE CONTROL


Tras este obligado y necesario parón estival (que muchos suponían definitivo), Pintón está otra vez aquí, de vuelta en su rincón. En este caluroso mes de la rentreé, Madrid arde en fiesta y la gente bronceadita (menos los muchos que se han ido a Berlín de vacaciones) con renovadas expectativas ante la nueva temporada. Y es que para muchos los años cronológicos no significan tanto, y nuestro verdadero ritmo del tiempo se mide por temporadas que empiezan en septiembre, como el colegio y la liga de fútbol, y acaban... cuando se pueda, antes del aburguesado mes de vacaciones.
Y para mi rentreé, voy a hablar de la alegría mayor de la huerta del mundo del rock, es decir, del suicida Ian Curtis, líder de los añorados Joy Division, uno de mis grupos de cabecera. El motivo no se otro que el próximo estreno del biopic sobre su vida, Control, dirigido por Anton Corbijn y protagonizado por el desconocido Sam Riley y Samantha Morton, que espera convertir, para los que todavía no lo es, en mito contemporáneo al genial compositor inglés.
Aprovechando el tirón de los biopic de estrellas del rock que iniciara ya hace unos años Gus Van Sant con Last Days, el neófito director Corbijn, fotógrafo oficial de Depeche Mode y U2, bucea en la vida sentimental del cantante de voz magnética y belleza angelical, con el frío y lúgubre Manchester como telón de fondo, para intentar acercarnos a la mente del joven de 23 años que decidió poner fin a su vida cuando empezaba a triunfar.
Sombrío y frágil, lacónico y conciso, Ian Curtis se suicidió en la cocina de su casa el 18 de mayo de 1980 después de ver una de sus películas favoritas(Stroszek del gran W. Herzog) y mientras escuchaba el disco The Idiot de I. Pop, convirtiéndose en el mártir del movimiento new wave que jamás envejecerá. La película no se limita a contar la banal historia de adulterio que muchos apuntaron como el principal motivo del suicidio. Ian, casado con Deborah y padre de una niña, había tenido una relación con una periodista belga.
Escuchar esa voz perdida mientras canta Transmissión en el limbo de una Inglaterra desolada, en un viaje vertiginoso al bordo del abismo, es suficiente para nuestra felicidad de melómanos. Más que un cadáver desenterrado, Ian Curtis deviene en la piel de Sam Riley el fantasma elegante y atormentado que siempre fue.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

ay, mi querido pinton, ya te echaba de menos!!! me encanta tu blog, que guapo era ian curtis y que guapo eres tu, pinton my baby. soy tu fan, super-fan-de-pinton. y para tu información te cuento que hay una peña que está a punto de inaugurar el “club de fans de pinton”. que te parece, ah?
estamos buscando un presidente que esté a la altura.
besos de tu gloria.
gloriahhhhh.

Anónimo dijo...

Thank you so much for brightening up my day; erh wow!!!!!welcome pinton again.
as for mister curtis post, enhotabuena!!!

Anónimo dijo...

Te queremos pintón!!! No podemos pasar sin ti.
Besos
Manuel Félé

Anónimo dijo...

Pintón,
me voy a San Sebastián el 24 y el 25, pasan la peli en Zabaltegi y con un poco de suerte me coincide y os la cuento en primicia jeje
Estoy con la Leonada hasta el domingo, nos vemos próxima semana!

Amigo Yuri

pintón dijo...

Amiguísimo Yuri:

¿Viste la peli? Cuéntanos algo en primicia, plis.

Anónimo dijo...

hola a todos me ha gustado la pelicula sobre su comienso de joy divison yvemos ke ha recivido premios por esa movie y felixcito a sam riley porke l ha hecho bien un besoteee para ti sam estas muy wuapo