27 de septiembre de 2011

UN MUNDO MEJOR: WILLIAM MORRIS


Con la crisis financiera y espiritual que acecha a Occidente y al capitalismo, o al capitalismo en Occidente, me parece más que conveniente y acertado rescatar el modelo de sociedad que William Morris, fundador del movimiento Arts and Crafts, diseñó en Gran Bretaña a finales del siglo XIX.

William Morris se casó con la bella pelirroja Jane Burden, con la que tuvo dos hijas, pero las continuas infidelidades de ella con el pintor prerrafaelista Dante Gabriel Rossetti, quien se llegó a instalar en la casa del matrimonio −la Red House, que Morris regaló a su mujer−, le empujaron a marcharse a Islandia, donde aprendió el idioma y tradujo algunas sagas. Pero antes de ese peregrinaje emocional, Morris nos dejó uno de los legados culturales más interesantes de los últimos tiempos, y sobre todo, un ejemplo real de que otro modelo de producción, de consumo, incluso de sociedad, es posible.

Heredero de las doctrinas comunista y marxista, Morris fundó la Socialist League, que predicaba la vuelta del arte a la artesanía, al producto manual. Desde el Renacimiento, sostenía Morris y los pintores prerrafaelistas entre los que se encontraban el mencionado Rossetti o Burne-Jones, los artistas habían abandonado la autenticidad del arte en favor del mercantilismo, los mecenas y las exigencias del mercado. Desde entonces, muchos pintores dirigían estudios con más de cincuenta trabajadores que producían obras de arte en serie. La intención principal y última de Morris era poner fin, o al menos freno, al sistema de producción industrial y de esta forma conseguir la emancipación del individuo-trabajador.

Lo primero que se deriva de su retorno a la producción artesanal era que la creación y la ejecución no podían estar separadas y que las condiciones de trabajo y los trabajadores han de ser óptimas. Por eso su taller, en el que se hacía carpintería, joyería, muebles, alfombras, vidrieras, tapicerías, papeles para paredes, etc., estaba situado a la orilla de un río, era luminoso y aireado; los trabajadores trabajaban libremente (y menos horas que en el resto de oficios) y además se repartían por igual los beneficios. Su sistema fue un éxito comercial y funcionó a la perfección durante años.

Asimismo, Morris era una especie de ecologista adelantado que abogaba por el respeto total a la naturaleza. Sus ideales predicaban que el hombre debía vivir en comunión con la naturaleza, pero no modificarla.

Esta vuelta del arte a la artesanía implica que cualquier hombre pude producir belleza, es decir, objetos bellos. Y así devolver el arte al pueblo, “un arte hecho por el pueblo y para el pueblo constituye la felicidad de quien lo crea y de quien usa de él”. ¿Qué pasaría si ahora los individuos de los países occidentales comenzaran a producir nuestros propios objetos? ¿Viviríamos en un mundo más bello? ¿Si el arte volviese a sus raíces?

Si funcionó ya una vez, ¿podríamos volver a intentarlo? ¿Utópicos?, yo diría que desconfiados.

Nota: Buena parte de la info de este post la he sacado de la novela "El mapa y el territorio" de Michel Houllebecq, pero no se lleven a engaño porque el libro no va de esto.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buen post, Pintón.

Bruna Zeller (L.A..) dijo...

this is the future...

Zizi Carlos Jeanmaire dijo...

me gusta mucho William Morris y Arts & Crafts.

Y su planteamiento es tan actual...

Besos de Zizi

Anónimo dijo...

wow

Anónimo dijo...

Post conveniente, oportuno y adecuado. Pero cuando vuelve el Cuestionario de Pintón?

Anónimo dijo...

love it

Alicia dijo...

que majo! Gracias :) A mi me encanta tu blog, es reposado e inteligente.