11 de noviembre de 2010

EN BUSCA DE ALGO



El tiempo se me escapa de las manos al ritmo de unos días cada vez más cortos. Pero de mayor intensidad. Día frío y soleado de mediados de noviembre, justo antes de que empiece el invierno en Madrid; he decidido poner una meta en mi camino: En busca del tiempo perdido, de Proust.

La obra cumbre del siglo XX de la valiosa y orgullosa literatura de un país que cuida y ama a sus escritores como ningún otro. La obra que Truman Capote quiso emular y no se atrevió. Y la misma que Yves Saint Laurent rezaba a diario. Y, cambiando de tercio, Ratatouille popularizó.

Existen muchas razones para no leerla. Y sólo una por la que sí hacerlo. Que cada cuál encuentre la suya. Yo la tengo.

Quizás me quede a la mitad del camino de los paraísos perdidos, pero incluso así el esfuerzo habrá merecido la pena.

A veces hay que ser serio. Y saber aburrirse.

Este principio lo vale todo:

Mucho tiempo he estado acostándome temprano. A veces, apenas había apagado la bujía, se me cerraban los ojos tan presto, que ni tiempo tenía para decirme: “Ya me duermo”.


6 comentarios:

la Sultana dijo...

ay la recherche...

Anónimo dijo...

La recherche, ay

pintón dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Zizi Carlos Jeanmaire dijo...

Los Guermantes, el Barón de Charlus, Charles Swann, Odette, Sain-Loup, los Verdurain...que recuerdos.

Anónimo dijo...

Marceeeeelo Proust, me encanta que se tradujeran todos los nombres. Aunque mi favorito es Pedro Pablo Rubens.

La fugitiva dijo...

Un ciclo de novelas fundamental. Yo empecé con Por el camino de Swann a los diechiocho, cuando mi padre me lo regalo, y he terminado hace nada, con 34, El tiempo recobrado. Una vida.