La sorpresa de este año de la feria de Libro de Frankfurt ha sido el pabellón del país invitado: Islandia. Comentaban los veteranos de guerra de la cita alemana que era el mejor pabellón de los últimos veinte años. Yo, en mis cuatro ediciones de feria, lo confirmó, por eso en lugar de hacer mi crónica habitual, paso directamente a hablar de los islandeses.
Sorprende ver como un país en bancarrota, de apenas 380.000 habitantes, tiene en nómina más de 180 editoriales. La Biblioteca Pública de Reikiavik es que la que más préstamos de libros por habitante hace al año (pregunta de la primera edición del Trivial Pursuit). El tiempo acompaña a la lectura, eso está claro, pero también en Alaska y las cifras no son comparables.
Islandia presentó un pabellón precioso, un bello homenaje a la lectura sin apenas libros. 32 islandeses de todas las edades leían en sus casas, delante de sus estanterías repletas de libros, envolviendo a los visitantes en una atmósfera silenciosa y mágica. Las lonas en las que se proyectaban los lectores estaban colocadas de manera oblicua, por lo que desde cualquier ángulo de la oscura sala tenías la extraña sensación de estar rodeado de gigantescos lectores. Las cabezas de los asistentes daban vueltas en todas las direcciones, como desconcertados o poseídos, sin saber bien dónde mirar. Una cafetería con mesas bajas, lámparas, cómodos sillones y alfombras invitaban a sentarse y hojear los libros que unos y otros dejaban encima de la mesa. Y en un lado, un pequeño escenario con instrumentos musicales (teclados, guitarras, violonchelo…) animaban a poner banda sonora a la lectura. Detrás de la cafetería, un salón con mesa corrida para una familia numerosa, con iluminación de lámparas de pie, y una enorme estantería, similar a la que aparecía en las proyecciones, recreaba una acogedora sala de lectura. Las paredes de esta parte del pabellón, donde se encontraban el salón y la cafetería islandés, estaban cubiertas por una lona, tan fina que casi parecía un wallpaper, de estanterías con libros.
No sé bien quién se ha encargado del diseño del pabellón, pero bien podría estar firmado por un big name del arte o el diseño, o por un pequeño estudio de Reikiavik. Es lo que tienen estos islandeses, que cuando se ponen, nos dan lecciones a todos.
El Pabellón de Islandia en Frankfurt from Cuello Blanco Magazine on Vimeo.
7 comentarios:
Islandia, dejó a todos los visitantes de la Feria del Libro de Frankfurt de boca abierta.
Islandia, huésped de honor, un privilegio que heredó de la Argentina (con un pabellón más bien feo), sorprendó a todos. He estado muchas veces en esta feria (la feria del libro por antonomasia), pero nunca he visto un pabellón tan impresionante.
La minúscula Islandia da lecciones de estética al mundo.
J.L.
Muy buena información, felicidades por este post tan detallado.
Me encanta ERP (El Rincón de Pinton.)
Soy fan, admiradora, partidaria, entusiasta...
Vamos, el opuesto de lo que seria el pabellón de España...Tenemos tanto, pero tanto que aprender.
En mis ediciones anteriores:
China, show off innecesario y sin gusto. Argentina, tristón y feo. Y Turquía, ni idea de como mostrar al mundo sus libros. De acuerdo con J.L., nos dejó a todos boquiabiertos, impresionados. Tenemos, tanto, tanto, tanto que aprender.
impresionante.
Totalmente de acuerdo.
Viva Islandia.
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