26 de febrero de 2010
COMO HEMOS CAMBIADO
En cuestiones gastronómicas he mejorado mucho; De pequeño me daba un asco infinito el jamón, hoy en día me vuelve completamente loco; empieza a gustarme cada vez más la carne cruda; me encanta chupar las cabezas de las gambas, como lentejas todas las semanas y Albo ha sustituido a Calvo como mi marca de atún favorita.
De pequeño me encantaba bañarme en las piscinas y en las playas de arena. En los últimos veranos, evito siempre que puedo la arena y las piscinas solo las cato, y porque no me queda otra, en los estíos de Madrid.
Durante más de un lustro, coincidiendo con mi etapa de indie militante, odiaba tomar el sol y andaba por las calles como las lagartijas, buscando la sombra por las paredes; ahora necesito los rayos solares para vivir, me encanta estar morenito y además no me ponen nada los blanquitos de piel.
Hasta el final de mi etapa universitaria los hippies me producían urticaria y despotricaba a diario contra ellos. Ahora los comprendo mejor e incluso creo que la vida en es más llevadera y relajada siéndolo un poco.
Ya no creo que me vaya a quedar ciego o calvo por masturbarme.¡Qué liberación!
Detestaba a Prince con todo mi alma a la vez que sentía una inexplicable vergüenza ajena al verlo; ahora me doy cuenta de lo tonto y lo equivocado que estaba.
Nunca tuve ni quise tener una mascota, por lo que jamás pensé que podría ser tan gatuno y menos aun que llegaría a tener dos. Claro que tampoco pensé que tendría alergía. ¿Y ahora qué hago?
Durante muchos años me aterraba que hablaran mal de mí, lo que me obligaba a mantenerme en un discretísimo tercer plano; no quiere decir que ahora sea el prototipo de exhibicionista que piensa erróneamente que lo importante es que hablen de uno, mal o bien, pero sí que le veo cierto morbo a que blasfemen sobre mí.
Con doce años vi Mujeres al borde un ataque de nervios y marcó un antes y un después para mí y le juré amor eterno a Almodóvar. Nunca hubiese imaginado que repetiría: Qué pereza de Pedro.
El verano antes de entrar a la universidad fui con unos colegas a la playa nudista de Vera, pero, por el pudor fruto de mi torpe educación católica, no fui capaz de quitarme el bañador y me tuve que ir al coche. Actualmente considero bañarse en pelotas uno de los mayores placeres del verano, y lo he practicado en todos los últimos veranos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
ole Pintón, viva Vera y el despelote!
muaki,
Rimby
A veces te pareces a Diana Aller, con menos gracia pero más clase.
lección #1
si escupes al viento...
Pintón
me encanta
Publicar un comentario