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La crisis, las conversaciones ñoñas, la bronquitis aguda que sufro y la conciencia ecológica de algunos amigos me han hecho recapacitar en serio sobre cosas que me venían rondando últimamente. Esta vez sí tengo la conciencia de que no van a caer en saco roto. Mis diez mandamientos para cumplir de aquí en adelante:
1.- Consumir menos. No malgastar dinero tontamente, comprar menos cosas e interiorizar que la felicidad no se compra yendo de tiendas.
2.- Reciclar todo. Tanto la basura como desperdicios y objetos desechados en general.
3.- No consumir plástico. Evitar en todo lo posible las bolsas de plástico, packagins, y demás productos con cajas de cartón, bandejas, latas, etc.
4.- Consumir menos papel. Acostumbrarme a leer el periódico y revistas en internet, a no coger las promociones absurdas que al final siempre acabo tirando y cambiar los trapos de tela por el papel de cocina.
5.- Dejar de utilizar las máquinas para cosas que puedo hacer con las manos. Es decir, darle más importancia al do it yourself y handmade, que además de ser más ecológico, es más creativo y estimula la imaginación.
6.- Participar más y activamente en manifestaciones y huelgas, y no cruzarme de brazos ante las injusticias que nos rodean.
7.- Ahorrar agua y consumo de energía. Pensar en cuanta agua se despilfarra con solo abrir un grifo, en cuanta energía se pierde con las luces encendidas de una habitación vacía. Y, por supuesto, no consumir agua embotellada.
8.- Seguir comprando en mercados y pequeños establecimientos, y acudir menos a las grandes superficies.
9.- Pasar más tiempo al aire libre y en contacto con la naturaleza. Se puede aprender mucho de ella.
10.- Ser positivo, hacer las cosas con cariño para que cuesten menos trabajo y concienciarme que mi grano de arena sirve realmente para algo.
Además de no tener paciencia para ese tipo de personas de las que hablaba en el post anterior, hay otras muchas cosas que, desgraciada o afortunadamente, no tengo:
No tengo hipoteca
No tengo una vivienda en propiedad
No tengo un plan de pensiones
No tengo dinero ahorrado
No tengo amante
No tengo carnet de conducir
No tengo coche
No tengo un cuerpazo
No tengo depresiones
No tengo caspa
No tengo tupé
No tengo miedo a la muerte
No tengo talento artístico
No tengo obras de arte
No tengo iphone
No tengo camello
No tengo tatuajes
No tengo migrañas
No tengo hijos
No tengo nada que demostrar
Cada vez tengo menos paciencia para contemporizar con según qué tipo de personas. Me cansa socializar y decir tonterías gratuitamente, y me gusta elegir a las personas con las que pasar mi tiempo libre. Me resisto a que la vida me pase de lado haciendo el ganso, lo que no quiere decir que me lo tome todo en serio y que sea un cascarrabias, pero tengo claro que hay que vivir acorde con la edad sin perder de vista el sentido común. Hablando claro, ya no tengo paciencia para…
Los sensibleros, o aquellos que se dedican a la exaltación de los sentimientos o la lógica del corazón. “La hermandad de todos los hombres solo podrá edificarse sobre el kistch, que provoca lágrimas de emoción”.
Los neo cultos, aquellos que solo manejan referencias de la cultura pop de las revistas “cool” y recurren a la falsedad cursi de un lenguaje rimbombante o estilo enrevesado con pretensiones de “cultura”. Un coñazo.
Los social-climbers, especie que abunda en las grandes ciudades: normalmente vienen de la provincia y ostentan una identidad opuesta aquella en la que ellos mismos se reconocen. Sus vidas no pasan de satisfacciones insatisfechas; una desproporción inconmensurable entre la belleza que quieren producir y los medios materiales que tienen para lograrla. Siempre están (o aspiran a estar) en la orbita de una socialite.
Los envidiosos, especialmente con los amigos, son seres suspicaces y desconfiados. El envidioso es un frustrado. Es el pecado más primitivo e insano de todos, propio de gente muy mediocre. Además, la envidia precipita terribles desordenes mentales. Mala hierba.
Los que siempre están hablando de gente famosa; una celebrity es como una pantalla vacía en la que esta peña proyecta su sentido, una abstracción a la que nunca se llegará. Un quiero y no puedo.
Los bajitos, y aquí tenéis una paradoja: los bajitos no solo ocupan más espacio, sino también hacen más ruido. “little dog, big bark”. No entiendo porque la gente es crítica con los gordos- que al final no hacen daño a nadie exceptuando a sí mismos- y no con lo bajitos.
Los que hacen que su vida gire en torno a la droga, ¿pillas?, ¿pillamos?,¡¡¡¡hemos pillado!!! Pilla-pilla que te pillo.
Los que nunca dicen cosas interesantes o sea, los tontos; aquellos que nunca han leído un libro y se vanaglorian de tamaña hazaña.
Los fashion victims siempre han sido unos horteras. Aunque parezca ñoño, la verdadera creación (o el estilo que mola) es siempre original y personal. La moda mola; lo que no mola es seguirla a pies juntillas y estar preocupado en lo que sí y lo que no. Pereza.
Los tacaños, ay, qué despiste, se me ha olvidado la cartera en casa (otra vez).
Los snobs, para los que la ley suprema de sus vidas es obedecer, imitar y no afligir a quienes considera de categoría social (o intelectual) superior. Sin ninguna gracia.
El recinto ferial olía a salchicha todos los días.
El primer día se me quedó una cara de pasmo al ver el mogollón que había montado.
Lady Elena Ochoa paseando con una cazadora de cuero y Sir Norman Foster detrás de ella con la lengua fuera intentando seguirle el paso.
Los nuevos títulos de las editoriales Prestel y Kehrer.
El libro electrónico todavía se encuentra en ciernes, por lo que al libro en papel le quedan unas cuantas décadas de vida.
Tratar con los ingleses es muy complicado, se creen superiores al resto de mortales y parecen que te están perdonando la vida en todo momento.
La tortilla de patatas que dieron los del Gremio de Editores de España estaba seca y dura.
Los scouts son el verdadero timo del mundo editorial, son totalmente prescindibles además de unos snobs.
China será el país anfitrión el año que viene y se espera una campaña para captar nuevos clientes súper agresiva.
Turquía, país invitado de este año, ofreció muy poco.
La entrevista en directo a Günter Grass mereció la pena aunque fuera en alemán y no me enterarse de casi nada.
Ullman, el nuevo grupo editorial competencia directa de Taschen, es una horterada con mayúsculas.
A Le Clézio no lo conoce casi nadie. Todos se preguntan el porqué de este premio Nobel.
El champagne que nos dieron en el back-stand de Hatje Cantz.
En el hall número 8, el de Gran Bretaña y EE UU, te registraban concienzudamente al entrar.
La impresión digital avanza a pasos agigantados.
Los libros apaisados de la editorial Panorama son una maravilla.
El stand Victoria & Alber Museum daba pena. No hace honor a la importancia y la categoría del Museo.
Las editoriales italianas están totalmente de capa caída. No había ni cristo.
El nuevo libro de Yvory Press en caja de metraquilato para una compañía aérea de Asia es la pera. Súper lujo.
Aunque ninguna lo reconoce, todas las editoriales están digitalizando todo su fondo editorial para no quedarse rezagados en la carrera hacia el libro digital.
Verlag Bertram Schmidt-Friderichs ha sido el gran descubrimiento. Su stand estaba de bote en bote todos los días.
El tamaño XXL de los libros de Phaidon, como los del Bulli y Le Corbusier, no tiene ningún sentido y está totalmente pasado de rosca.
Mis vecinos de Kaldewey Press, una pareja de sesenta años, él alemán y ella de Macao, han sido encantadores y muy cariñosos con nosotros. Hacen unos libros a mano, con papeles naturales de Guatemala y Japón, increíbles.
Tengo como norma no hablar de grupos consagrados y archiconocidos, pero en esta ocasión voy a hacer una excepción por varias razones y voy a hablar de Stereolab, la banda liderada por Laetitia Sadier y Tim Gane.
Primera, porque acaban de sacar un disco, Chemical Chords, muy recomendable. Seguramente el mejor desde que murió la guitarrista y corista Mary Hansen.
Segunda, porque viene a tocar a Madrid, el domingo 23 de noviembre en la Riviera. ¡Por fin los voy a ver!
Tercera, porque ha sido mi grupo indie favorito de los noventa.
Cuarta, porque me da la gana y se lo merecen.
Quinta, porque ya han salido todas las reseñas y criticas de la prensa establecida.
Stereolab sigue sonado a Stereolab, algo que para un grupo tan sólido y coherente como ellos es lo mejor que se puede decir. Aunque en sus últimos discos se respiraba una cierta saturación y hastío, este es sin duda el disco más espontáneo de su larga carrera. Su sonido es cada vez más maduro, elegante y sofisticado, con referencias a la bossa nova, al lounge, al easy listening, al pop, a las bandas sonoras, y cada vez más alejado de las espirales sin salidas de su grupo de referencia, Neu!
“Neon Beanbag”, el corte que abre el disco, es casi místico y pegadizo desde la primera escucha; “Three Woman” es un single redondo, el mejor desde el Dots and Loops; “Chemical Chords” parece sacada de la bso de Gloria de Casaavetes; “One Finger Symphony” es arrolladora, de esos temas que te dejan sin aliento; “Valley Haley” es una pegadiza pieza de electro-pop de alta alcurnia y “Silver Hands” es la típica canción de los mejores Stereolab, monótona e intensa con preciosos arreglos instrumentales.
Stereolab son como los buenos vinos y los actores con personalidad a los que los años les sienta muy bien. Me han hecho soñar tanto que no puedo ser objetivo con ellos, pero de eso trata al fin y al cabo.
Ahora más que nunca es el momento de reivindicar a Stereolab.
Richard von Krafft-Ebbing, psicólogo austriaco, publicó en 1886 un libro sobre las Psychopathia Sexualis de algunos de los pacientes que pasaron por su consulta vienesa. La edición que tengo (Editorial La Máscara) cuenta con prólogo de Luis García Berlanga en el que nos confiesa sus propias aficiones (les aseguro que no tiene desperdicio). Aquí os dejo una pequeña selección de los 69 casos -de los 238 casos originales- que recoge el libro y que el sexólogo austrohúngaro de ideas machistas y retrógadas (pensaba que el fetichismo y la homosexualidad se podían corregir a base de sesiones de faradización) sistematizó por primera vez en la historia. Sin ir más lejos, él fue quien definió y clasificó el masoquismo y el fetichismo. Bienvenidos al mundo real:
SADISMO SIMBÓLICO
Un hombre en Viena visitaba regularmente a varias prostitutas solo para enjabonarles la cara y luego quitarles las espuma con una navaja, como si las estuviese afeitando. Nunca les hizo daño, pero se excitaba sexualmente y eyaculaba durante la operación.
MASOQUISMO IDEAL
Z., de veintisiete años, artista, de fuerte constitución y aspecto agradable. Aunque se jactaba de sus hazañas sexuales, no era muy viril. A pesar de que se relacionaba con mujeres, siempre se limitaban a atenciones inocentes. Al tiempo era notable la atracción que sentía por las mujeres que eran displicentes con él. Desde los veinticinco años había notado que las mujeres, por muy feas que fuesen, siempre lo excitaban sexualmente cuando descubrían algo dominante en su carácter. Una palabra enojosa era suficiente para provocarle las erecciones más violentas. Así, un día que estaba en un café escuchó como la (fea) camarera regañaba y gritaba a los camareros. Esto le produjo una excitación sexual muy intensa que terminó en eyaculación. Desde ese momento Z. pedía a las mujeres con las que tenía relaciones sexuales que lo insultasen y los molestasen de diversas maneras.
FETICHISMO
J. comenzó a masturbarse a la edad de doce años. Desde entonces no podía ver un pañuelo de mujer sin tener un orgasmo y una eyaculación. Se veía irresistiblemente obligado a poseerlo. En aquel tiempo cantaba en el coro y utilizaba los pañuelos para masturbarse en la torre del campanario. Pero elegía únicamente pañuelos con orillas blancas y negras o líneas violetas. Más tarde se casó. Por regla general solo era potente cuando se enrollaba uno de tales pañuelos alrededor del pene. Con frecuencia prefería la cópula entre los muslos de la mujer, donde previamente ponía un pañuelo. Siempre llevaba varios pañuelos en los bolsillos cerca de los genitales.
TRAVESTISMO
K., de 45 años, zapatero y sin antecedentes familiares. Se le confiscaron más de trescientos artículos de couture femenina, entre ellos, además de camisones y bragas, gorros nocturnos, ligueros y una muñeca. Desde los trece años vivía esclavizado por el impulso de robar prendas de mujeres. De noche, al acostarse, se ponía la ropa robada y fantaseaba con hermosas mujeres, lo que le provocaba agradables sensaciones y la subsiguiente eyaculación. Nunca se desprendía de los artículos robados, sino que los ocultaba aquí y allá. Era incapaz de comprender la anormalidad de su condición y lo equivocado de sus actos.
BESTIALIDAD
En un pueblo de provincias un hombre fue sorprendido copulando con una gallina. Tenía treinta años y era de clase social alta. Las gallinas de la localidad se habían estado muriendo en extrañas circunstancias y la policía buscaba al causante.
A la pregunta del juez respecto a las razones de tal acto, el acusado dijo que sus genitales era tan pequeños que la cópula con mujeres le resultaba imposible.
El examen médico mostró que, en realidad, sus genitales eran sumamente pequeños. El examen mental mostró que era perfectamente normal.
