BEAUTIFUL OUTING

John Amechi es un rara avis, un hombre peculiar y valiente. Es el único jugador inglés que ha jugado en la NBA. Es inteligente y quienes lo conocen afirman que se expresa con la precisión y seguridad propia de los intelectuales. Vamos , igual que nuestro Raúl o Fernandito Torres que apenas saben hilar dos frases seguidas. Y por si fuera poco, y por lo que realmente merece estar en este blog, es el primer jugador profesional de la NBA en reconocer su homosexualidad.

Hace unas semanas salió su biografía, A man in the middle, en el que cuenta sus experiencias vitales, que no sexuales no se vayan a confundir, de su encierro obligado en el armario y comenta estar convencido de que su orientación sexual fue un factor decisivo para que el entranador de los Utah Jazz, Jerry Sloan, no contara con él.

Me gustaría saber cuál hubiera sido la reacción de sus compañeros de vestuario si todavía estuviera en activo, o si sus adversarios lo hubieran mirado de la misma manera y cuáles hubieran sido los vitores de los hinchas de los equipos rivales.

Es el momento de que el mundo del deporte se quite el sanbenito de retrógrado y heterotrol y se modernice de una vez por todas. Y una vez abierta la vereda por John Amaechi a ver si empiezan a salir del armario otros deportistas de élite. Si imaginan ustedes el revuelo que se organizaría si, de repente, por ejemplo, Cristiano Ronaldo confesase públicamente su homosexualidad. Y las fantasias que iban a tener muchos. O si por ejemplo se descubriera que Pau Gasol y Rafa Nadal mantienen una relación desde que grabaron juntos ese bochornoso anuncio de relojes.

Es curioso que en el mundo del deporte profesional la comunidad lésbica lleva ventaja, y a lo largo de la historia han salido a la palestra campeonísimas que han asumido su condición sin temor –Martina Navratilova o Amelie Mauresmo, por ejemplo–, algo que no ocurre con tanta facilidad en otros ámbitos ni en la vida cotidiana.

Actualmente John Ameachi es embajador de los JJ. OO. de Londres, es un conocido televisivo y dirige una escuela de baloncesto en Manchester. Y desde su salida del armario su popularidad ha subido como la espuma. Vamos que el tiro le ha salido muy bien.