Jaime se levantó temprano, con ganas de disfrutar de uno de los mayores placeres que puede tener alguien que trabaja en una oficina para una empresa que no es la suya: el día que comienzan las vacaciones. Un inmenso e inefable placer se apoderó de todos sus músculos, que se destensaron y se relajaron de verdad, como si hubieran estado practicando una sofisticada técnica de relajación durante toda la noche. Una sensación de felicidad que rozaba la estupidez le produjo un intenso y plácido estado de embriaguez. Y una sonrisa dulce e inocente se dibujó de un solo trazo en su cara como señal externa de la agitación incontenible que venía de dentro. A Jaime le gustaba consolarse pensando que ninguno de los conocidos millonarios con los que había tratado últimamente sentiría jamás este tipo de emoción tan auténtica.
Con este traje de felicidad invisible se presentó Jaime en la T4 del aeropuerto de Madrid Barajas. Le encantaban los aeropuertos, le hacían sentirse joven y liviano. Especialmente la T4 de Madrid; le hipnotizan las dunas de bambú que configuran el techo, la alegre gama de colores y la acústica tan nítida y silenciosa de un espacio diáfano tan grande. Cada vez que pisaba este lugar, su cerebro le enviaba la misma mágica señal, la del lugar perfecto para comenzar una nueva aventura.
Se paró de golpe nada más atravesar la puerta de entrada y sintió como si el tiempo se detuviera. Recordó la última vez que había cogido un avión, las navidades pasadas, cuando la madre de su exnovia Cristina les invitó a un crucero por las Bahamas para pasar el año nuevo. Fundamental para romper el largo y frío invierno, como suelen decir ese tipo de personas que se permiten perseguir el sol y bañarse en el mar en cualquier estación del año. Aunque no era su ámbito y si fuese rico nunca hubiese elegido ese escenario, Jaime supo disfrutar, como de costumbre en él, al máximo de esas vacaciones impostadas e hizo disfrutar con su magnetismo a cuantos estaban a su lado. Jaime tenía ese don, ese atractivo personal de ser el centro de atención sin llamar la atención. Una simple cena con él podía ser un placer para los que le rodeaban.
Extracto del primer relato de "Cuentos incompletos", un libro de 8 cuentos sobre ciudades y viajes solo de ida que ya he terminado pero todavía no he dado a leer a nadie.
30 de mayo de 2012
23 de mayo de 2012
MISTERIO & PINTÓN STRIKE AGAIN
9 de mayo de 2012
¿EXISTEN LAS MUJERES DANDIS?
La pregunta que da título a esta entrada no es tan baladí como sugiere de primeras. Al menos para mí.
¿Qué opinan ahora?
La definición que da la biblia de la ortodoxia panhispaníca no deja lugar al equívoco: Dandi. m. Hombre que se distingue por su extremada elegancia y buen tono. (Este diccionario siempre tan injusto con los géneros). Yo, en cambio, no estoy de acuerdo, y desde que el dandi es dandi, he encontrado ejemplos que ilustran que existen las mujeres dandis.
George Sand
Lou Andreas-Salomé
Misia Sert
Elsa Schiaparelli
Georgia O´keefe
Isabella Blow
Charlotte Rampling
Kate Moss
Fátima de Burnay
¿Qué opinan ahora?
3 de mayo de 2012
PINTON BY PINTON
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