Como de costumbre, lo más interesante de la Semana de la Moda Masculina de Milán no está en la pasarela, sino en la calle. Resumiento y sin entrar en detalles, estas son las pistas del look y la actitud masculina ante el verano que viene pisando fuerte.
Barba descuidada
Fumar a cualquier hora, en cualquier lugar, entre platos, etc.
Sombreros: panamá o de paja
Cadenas y argollas a lo perroflauta
Zapatos y cuero sin calcetines
Moverse en bici
Vía gq, fotografías de Tommy Ton.
27 de junio de 2011
16 de junio de 2011
MATÍAS AGUAYO: DE CHILE AL MUNDO ENTERO
Desconozco las honestas razones por las que ciertos periodistas de El País se han empeñado en colarnos a toda costa el hype de la música indie chilena. Desde hace algunos años todo lo que viene de la periferia es abrazado con pueril entusiasmo, hasta el punto de que muchos, en su esfuerzo y ansias por la novedad novedosa, están perdiendo el buen criterio. La abanderada de la seudoescena chilena, Javiera Mena, está bastante bien, pero la calidad del resto de grupillos hacen imposible sostener la idea de toda una generación. Puestos a meter cosas con calzador, los promotores de esta idea se han olvidado incluir al mejor músico -lo que le habría dado a la movida un empaque más internacional- que ha dado el país latinoamericano: Matías Aguayo.
Nacido en Santiago, de joven marchó con su familia a Alemania; primero Karlsruhe y luego Colonia, donde conoció a Michael Mayer, cabecilla del mítico sello de minimal Kompact. Con él facturó a principios de los 2000 un seminal LP con el nombre de Zimt que salió publicado el sello de Andreas Dorau, Ladomat. En plena eclosión del sonido Colonia se alió con otro compinche de la escena clubbing germana, y bajo el alias de Closer Musik siguió publicando sus artefactos sonoros.
De su pasado musical que acabo de mentar apenas conozco nada; yo lo he descubierto hace bien poco y me mola mogollón: electrónica sabrosona a base de electro, minimal, cumbias y disco. Dos cosas a tener en cuenta: dirige un sello, Cómeme Records, que es una caja de sorpresas a seguir la pista, donde publican personajes como Rebolledo o Daniel Maloso. Y además acaba de publicar un temazo que es por lo que realmente se merece este post: I don´t smoke .
Matias Aguayo - I Don't Smoke by Kompakt
10 de junio de 2011
ME GUSTA PAUL BOWLES
Me gustan los hombres elegantes y relajados, que se visten de hombre de la cabeza a los pies y actúan en consecuencia, que no siguen las modas ni explotan su lado femenino. Hombres que saben lo que les queda bien aunque no hablan de ello. Hombres que saben hablar de ropa pero no de moda. Me interesan los hombres cultos y refinados, que me descubren libros, canciones y películas. Y me hablan de ello con entusiasmo. Y pacientes, la paciencia masculina me resulta tan sexy. Me gustan los hombres pintones, quizás por eso me pusieron este apodo.
Todas las generalizaciones son injustas, así que esta vez no voy a tipificar a los de mi especie, aunque nos lo merezcamos por simples. En esa hipotética y eventual clasificación de los tipos de hombres, habría uno que estaría por encima de todos. Inclasificable para bien.
Paul Bowles no se ajusta a ningún estereotipo. Sería absurdo reducirlo a la tiranía de las tipologías. Luchó por eso toda su vida y lo consiguió. Seguro que hay más hombres como él, pero Paul es mi debilidad. De su mujer Jane mejor ni hablo que me emociono. Mejor que hable su Paul.
Este es el poema que le escribió a su muerte y que acabo de descubrir:
Había muchas cosas que quería decirte
antes de que te fueras, y ya nunca te las diré.
Aunque el sol inunda la terraza
formando las mismas sombras en los mismos sitios,
sólo lo veo yo, sólo yo oigo el viento
y es demasiado fuerte.
El mundo hierve de palabras. Perdóname
Podría ahora retomar el principio de esta entrada y hacer el complejo camino de vuelta: Me gustan las mujeres… pero no lo voy a hacer.
¿Os lo he dicho ya? Me gusta Paul Bowles.
6 de junio de 2011
AUBREY BEARDSLEY
¿Hasta dónde hubiera llegado Aubrey Beardsley si no hubiese muerto tan joven? A los veinte años, este joven y excéntrico británico nacido en Brighton ya había revolucionado el mundo de la ilustración renovando, estilizando y escandalizando los moldes de la dirección de arte de las diferentes publicaciones y revistas en las que publicó. Su período creativo fue breve (apenas seis años) pero intenso y fructífero. En ese lustro de actividad creativa tuvo tiempo suficiente para hacerse con un lugar destacado en el olimpo del diseño gráfico. Sus obras, con claras influencias y guiños al art nouveau, al decadentismo, al arte tradicional japonés y a su conocido Edward Burne-Jones, azotaron la moral bienpensante y carcomida que lideraba la sociedad del cambio de siglo.
Sus dibujos, articulados en tres pilares fundamentales: lo grotesco, lo erótico (y pornográfico) y lo decante («Tengo una sola meta: lo grotesco. Si no soy grotesco, no soy nada.», declaró públicamente), enfatizan la libertad de la vida más mundana, de la que muchos participaban pero nadie se atrevía a admitir. El éxito sonoro y raudo de su obra se extendió como la pólvora en los círculos artísticos y editoriales de su época. Y desde entonces su legado no ha dejado de ser objeto de numerosas reivindicaciones. O dicho de otra manera, Beardsley nunca ha pasado de moda, nunca ha dejado de ser moderno e innovador.
Su relación con Oscar Wilde (ilustró su obra Salomé) y el círculo de agitadores y críticos de la moral victoriana bien se merece un biopic. O mejor aún, una ucronía literaria que explore y desarrolle lo que hubiera dado de sí la amistad entre el niño prodigio y el genial escritor si la tuberculosis no se hubiera llevado a Aubrey. O si Alfred Douglas no hubiese traicionado a Oscar.
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